Día normal
Siempre estoy medio triste, medio vacía, medio desolada y medio distraída, más concentrada en mi tristeza. Siempre me empapo de los lugares que más triste me ponen. Es triste, triste, triste, habitar en la medianía de la tristeza, porque no es tan grande para llorarla, ni tan pequeña para ignorala, es específicamente la porción de tristeza con la que uno puede cargar todos los días; la gotita de agua cayendo continuamente sobre la piedra, como castigo de un no sé qué o un gusto sin saber por qué. Mi tristeza soplándome frío en el pecho, mi tristeza cantándome a volumen mesurado. Mi tristeza, solo mía, de nadie más.
-Bertha Landín.
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