Ausente
Soy la ausencia que se escurre de tus manos,
el sin sentido de estar mirando por encima de tu hombro,
el beso extinto que reaparece al cerrar tus ojos.
A veces quisiera abrazarte fuerte pero estás muy lejos.
Y es que ahora mis brazos ya no sostienen los cuerpos que amé.
Quisiera que me necesitaras no solo en la penumbra.
No hay un espacio para mí entre la sonrisa de los días claros.
Los días que parecen noche me saben mejor;
es agonizante aceptar la dulzura de los días así.
Camino por el cielo porque la tierra solo me hace llorar;
las lágrimas secas se han hecho cenizas,
han ensuciando mi rostro, mi cuello, mis manos.
¿Cómo voy a lavar mi dolor?
- Bertha Landín
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